Translate

domingo, 5 de abril de 2009

Julia y Magush


Algunos brujos actuales leen el destino en las hojas de té o en la borra del café, algunos en los árboles, en la lluvia, en las manchas de tinta o en la clara de huevo, otros en las líneas de las manos, o en bolas de cristal. Magush lee el destino en el edificio deshabitado que está frente a la carbonería en donde vive. Los seis enormes ventanales y las doce ventanitas del edificio vecino son como barajas para él.
El momento propicio para realizar el trabajo es la caída del sol cuando se filtran por las celosías de las ventanas interiores del edificio ciertos rayos oblicuos, que reverberan sobre los vidrios de las ventanas del frente.
Magush dirige sin temblar, todo su espíritu hacia la fachada moderna de la construcción, en tanto Julia mira hacia el ancho río por donde el sol caerá en breves instantes.
- Veo tras el río, la ciudad gigante que abandoné para llegar hasta aquí, le comentaba Julia a Magush en su encuentro de todas las tardes.
-Curiosamente yo debo ver hacia donde el sol apunta, allí se dirige el saber para mí. Contestaba calculadoramente Magush.
El diálogo entablado no difería del mismo que habían tenido ayer o la semana pasada, nada en las palabras infería que esta tarde de un sol pleno y abatido cambiaría la vida de Julia.
Cada tarde al salir de la oficina, Julia caminaba hacia la rambla para mirar el sol cayendo hacia el oeste donde dormían sus sueños olvidados. Ese breve lapso continuo y rutinario, le devolvía la calma luego de una lucha denodada por un objetivo tan efímero como la vida misma, en esa caminata que sólo interrumpía el encuentro con Magush se derretían cada uno de los sinsabores de la jornada.
-Cuando vas a leer otra cosa. Nunca podrás saber nada de mí.
-No necesito saber, la lectura coloca verdad allí donde hay sombra.
-Cuantas personas vienen en el día ?
-No lo puedo determinar, ni leer. Algunas caminan hacia aquí, y no llegan jamás a verme. Prefieren quedarse con la pregunta
Qué hubiera sido de mí si Magush me hubiera alertado, como podría haber cambiado todo de haberlo sabido.
- Tu nombre, me decías, quiere decir fortaleza, sabiduría para los antiguos.
- Los nombres no los elegimos los hombres, están dibujados en el agua que te bendice al nacer. Esa tradición que muy pocos aún conservamos, nos redirige a este lugar aquí y ahora. Y tu nombre, qué es para ti ?
-Mirá mi pelo y verás eso mismo, no significa nada. Es decir significa la que lleva el cabello crespo.
Julia vestía un trajecito ajustado color oscuro y sus anteojos de sol detenían el vuelo al viento de sus cabellos largos y lacios.
Luego de escuchar a Magush como todas las tardes, lo miró repentinamente y observó como el sol recortaba su rostro anguloso, miró detenidamente sus manos y como paradoja trató de leer en ellas: trabajo, amor, fortuna, etc.
Sin darse cuenta, imperceptiblemente su mente científica, iba descubriendo cuan clara podía ser la supuesta verdad de este
adivinador, carbonero de origen.
Algunas veces se preguntaba si alguien más hablaba con Magush. Nunca en todas esas tardes a la salida del trabajo había visto a alguien hablando con él. Mirando el ancho río y el atardecer volvía una y otra vez a preguntarse en respetuoso silencio si alguien cambió de rumbo, luego de preguntarle por su destino.
Está vez prefirió la voz de Magush, al silencio del río devorador de luz, que tarde a tarde deglutía al sol por entero para imponer la rutina de la oscuridad aterrorizadora para Julia.
-Crees estar preparada, increpaba Magush
-Sí
-Comencemos entonces
-No sé cuánto podré creerte, a ti o a las runas.
Julia cortaba así abruptamente con la voluntad de Magush, para que ella pudiera tomarlo en serio. Sin embargo el crédito abierto hacia la lectura, era una oportunidad que no iba a desaprovechar. Ella creyó que preguntar a Magush por su futuro, era tan incierto como el futuro mismo, y su salvaguarda era no creerle, para no dejarse en manos del destino.
El carbonero era su pasaporte hacia otro terreno, un plano donde no moraban ni la alegría ni el dolor, solamente habría palabras ( verdad según Magush). Las mismas palabras (verdades) que Julia necesitaba para dejar de mirar el horizonte.
Ella necesitaba de él, aunque no lo supiera. No sería fácil aceptar lo que le dijera, pero de algo sí estaba segura, no podría remediarlo.
-Como crees que puedes leer mi vida. Es decir no creo en la borra del café, o en los naipes.
-Tú sabes que no necesitas creer, verdad ?
-Sí
-Entonces deja que caiga el último centímetro de sol y podremos hablar.
Este desliz del sol por entre las ventanas transcurrió muy lentamente. En los terrenos de Julia, todo era una decisión inmediata, compren ya , vendan ahora que está bajando. Toda su tarea se trataba de no dudar, esa era una labor que se les permitía a los dioses profanos. Para Julia era algo así como tener dos dados entre sus dedos, dados que esperaban el final, doble seis o nada. Ella construiría su verdad aquí y ahora, removería de sí todo el maquillaje, y su rostro sería pálido y lánguido como todas las mañanas.
Ella se disponía a recibir la verdad. Existe alguien capaz de tal empresa ? Puede algún ser humano, recibir la verdad cruda?
Tan cruda como para volverse profecía...
-Debes beber tu copa, increpó Magush a Julia
-Sí, lo sé
Giraba la copa, como tratando de oxidar su contenido, había aprendido algo en los cursos de cata pero a esta altura, se le confundía el merlot, con el malbec, el método champenoise con el charmat, y su vida era en realidad la que giraba, no las burbujas. Magush desprovisto de amuletos y con la túnica púrpura que vestía los jueves, giraba la copa que Julia le había devuelto. Ahora era ella la que había parido, el vientre era aún más profundo que lo que ella misma imaginaba.
De pronto se miraba allí bebiendo frente al río y sola. Nadie podía en ese instante mirarla o acercarse a festejar con ella. Un mudo sonido se oyó salir de los ojos de Julia cuando Magush se lo dijo. Saltaron los ojos de Julia y fueron guiados hacia un éxtasis total.
-Nirvana se llamaba?
-No lo sé.
-Cuando llegará ?
-En dos semanas.
Julia quitó sus zapatos de taco, y caminando hacia el río pisó la arena fría y húmeda. Magush bajó los hombros y relato en extrañas lenguas todo lo ocurrido en su visión. Levantó sus naipes y sus envases y se retiró rumbo a la carbonería.
Julia por vez primera miro hacia el Este, quiso buscar aquel lugar que le había contado Magush pero no pudo encontrarlo, creyó que mañana podría verlo y preguntarle otra vez.
-Quizás no vuelvas a verme
-Por qué ? Te marcharás ?
-Quien sabe.
Las luces de neón iluminaban las huellas ligeras de Julia, el horizonte desaparecía tras la noche.
-Cuánto tiempo tengo ?
-Ya te lo he dicho.
-Volveré.
-Lo sé.


















2410

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Sensualidad

  Soy luces que se desprenden del deseo   Detrás, mis palabras en el hueco que forma el viento  Flores infinitas de las muje...