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sábado, 23 de mayo de 2015

Historias Comunes

" Entre nosotros hubo un fuego intenso, un violento cruce de

emociones terminales pegando como viento a la roca hasta horadarla."

Leyendo esto del suplemento de cultura del diario, se sintió identificado,

miró a su alrededor y sólo cuando tuvo certeza que estaba sólo suspiró.

Un fuerte sentimiento oprimió su pecho, y no pudo sacárselo hasta muchas horas

después de pasado el mediodía.

Pablo pasó largos meses ocultando la pasión incontenible que le generaba  Natalia

su compañera de trabajo, para contenerla tenia una gran excusa, ella era doce años menor,

Cada vez que evitaba mirarla se obsesionaba aún más. Era capaz

de reconocer cada ondulación del pelo castaño claro de Natalia en

diferentes momentos del día. Por la mañana el pelo caía suelto y

libre, listo para enfrentar la ardua tarea de lidiar con el personal,

luego de unas horas necesitaba un paso previo por el baño para

acomodarlo con el gancho violeta que combinaba con su trajecito.

Pablo es diseñador jefe en la revista donde conoció a Natalia hace

tres años.


Qué vamos a hacer hoy, querés que salgamos con los Olteni.

-

Los llamo a ver si tienen ganas de ir a esa parrilla nueva

que inauguraron el mes pasado

-

No, no te escucho Pablo.

-
Si, voy a llamar a Mercedes para ver si salimos con ellos.

-

No, los chicos están bien hablé hace un rato.

-

Mamá los va a llevar al teatro después.

-

Chau. Beso



Natalia es Editora del la sección Salud de la revista, tiene ese cargo

desde que renunció el Dr. Zanardi que lo había ocupado durante los

últimos quince años. Natalia tiene treinta y dos años y actualmente

está separada, luego de una ruptura abrupta de su matrimonio que

duró ocho meses.



Te venís a comer un asado.

-

Todo el día estás laburando para esa revista.

-

OK. Vos sabés, es tu vida.

-

No, no te hace bien estar sola.

-

Estuve sola por veinticinco años, sé de lo que te hablo

-

Bueno hace como quieras hija, un beso.


Natalia se prepara un exprimido de naranjas y pone música, luego

de una buena noche de sexo con acompañante ocasional, siempre

amanece con ganas de escuchar música flamenca. A Bobby lo conoció

en Manhattan cuando cubrió una entrega de premios a un conocido

infectólogo al que luego entrevistó. Bobby está lejos de ser el amor

de su vida, forman una pareja con cama afuera, y en realidad nada

más que el sexo los une. Natalia necesitó desenroscarse porque

desde que su matrimonio naufragó, aprendió que nada es tan

importante como marcar los límites. Bobby es una pareja eventual

viaja seis meses al año en total y no la compromete. Natalia no está

preparada para encarar, una vida con mucha intimidad. Su matrimonio fue

su ruina, repetía en cada sesión de terapia, pasó el año siguiente a su

separación arrancando más o menos con esa frase cada sesión.

Luego la transferencia hizo trasladar esta frase hacia su terapeuta al

que acusó de indolencia e ignorancia.


No, no sabe como tratarme.

-

Juega conmigo, además ahora estoy bien ya me olvidé de Daniel

-

Y yo no quería recorrer mi vida, yo necesitaba corroborar que lo que hice

al dejarlo era lo correcto.

-

Si, vos me lo dijiste siempre Rafa.

-

Si podemos hacer algo a la tarde, damos unas vueltas al lago en bici.

-

OK nos vemos ahí en la confitería a las tres

-

Un beso

-

Si Gaby, te llevo el libro




Pablo volvió a releer la frase en el diario y se acomodó en el sillón,

por primera vez en cuarenta y cuatro años sintió que la vida se le iba.

Pensó que no conocía íntimamente a Natalia, pero tomaba apuestas

con Federico su amigo desde los once años, acerca de las prefe-

rencias y fantasías sexuales de Natalia.


Te aseguro que no le gusta hacerlo con luz, a lo sumo con velas.

-

Fijate la ropa que usa, sus anteojos de sol,  ves como saluda,

mirala con ese cuerpo no hay manera de no encandilarte si hay luz.

-

El año pasado estaba un poco más flaca, aunque para mi gusto

no le quedaba bien, no creo que sea mujer de mil  rollos,

es de las que coge y punto. Y eso a mi me gusta.

-

No, pero no tengo ganas de buscarle la vuelta a la tuerca a esta edad.

Lo demás se va dando o hay química o no la hay. Que en la primera vez

te das cuenta, y mirá ..

-

Yo con Mariana me llevo bien en la cama pero no encuentro forma de

recrear lo que nos pasaba cuando nos conocimos, ella era como

más desinhibida y a mi no me paraba nadie. Sabés quiero dejarme

llevar una vez por lo que siento. Siempre fui el deber ser,

no sé que va a pasar.

-

Creo que también a ella le pasa algo conmigo. 

-

No, a Mariana no, de Natalia te estoy hablando. 

-

Llego a la revista y la busco por todo el piso,

cuando nos encontramos, no necesitamos hablarnos

nos saludamos con una mirada y así el resto del día.

-

Es que es obvio

-

Si, nos sentimos atraídos y nunca hacemos nada.

Pero esta semana algo va a pasar.

Y si, le voy a decir que nos encontremos.

-

Ok si. Hablame el jueves y reserva cancha que me debes un set.

-

Dale. Si. Abrazo.


Natalia no fue a la revista esa semana, pidió licencia pero Pablo

no lo sabía. Se había confirmado que ella estaba embarazada,

y la duda que la carcomía era saber si el padre podía ser Bobby

o un acompañante que tuvo hace dos semanas en una fiesta

de la que se tuvo que ir con Mercedes, ya que había fumado

un poco más de lo habitual.

Pablo insistió en saber que había pasado y lamentó no haberle

pedido antes el celular. Preguntó en personal que pasaba que no

venía Natalia, dijo que tenía que decidir unos nuevos diseños

para el arte del suple y que nadie más que ella podían decidirlo.

La respuesta no se hizo esperar, la expresión en el rostro de

Pablo lo dijo todo. Era su última oportunidad y la había des-

perdiciado. Volvería a su casa a vivir su rutina a esconderse

de su mujer para que no lo encontrara disfrutando de una

novela de Henry Miller, a la que recurría en búsqueda de una

vida de aventuras que no había podido vivir.

Natalia era su Imago de mujer, temía ver en su vida el fracaso

con que lo había acusado  su novia del colegio. Repetía

incasablemente en su mente que no volvería a caer en esa

situación de hastío, y su trabajo era la única válvula de

escape.


Hable, si, no la escucho.

-

Quién, ah si Natalia.

-

Que pasó que no viniste, no, no supe nada

-

Ah, que bien te felicito ( con voz queda y entrecortada)

-

Si tengo los diseños terminados, querés que te los lleve

a tu casa, 

-

Si, no me cuesta nada.

-

Hoy te parece

-

Si decime, 

-

Cerviño 3992, si

-

Octavo .

-

Si nos vemos a las siete.


Por primera vez Pablo había tomado la iniciativa, no podía dejar

que esta ayuda del destino o del trabajo pasara desapercibida

Se fue del la revista una hora antes de lo habitual y pasó por un

shopping, compró una remera que había visto de reojo acompañan-

do a su mujer para comprar el regalo de aniversario de los Olteni,

también se detuvo en la perfumería y compró un frasco de esa

misma fragancia que le habían dado de muestra a Mariana.



Quién es.

-

Si, pasa Pablo

-

Está el encargado?

-

OK


Pasa Pablo que trajiste? que tenés en esa bolsa

No, no te puedo creer es el perfume que quería comprarme.


Pablo se acomodó en un sillón enfrentado al amplio ventanal sobre el

Zoológico, respiró profundo y se sacó los anteojos, con la mano sobre

su barba rala reflexionó esto, es ahora o la perdí para siempre.

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