Ejercicio Cortazariano

Apenas él le recitaba el poema, a ella se le erizaba el espiritu y caian en penumbras, en salvajes episodios, en momentos exasperantes. Cada vez que él procuraba recitar las inconclusas. se enredaba en un recitado quejumbroso y tenía que abstraerse de cara al espejo, sintiendo como poco a poco las palabras se vaciaban, se iban desgajando, reduciendo, hasta quedar tendidas como el absurdo de sentido al que se le han dejado caer unas hojas de conciencia. Y sin embargo era apenas el principio, porque en un momento dado ella se acariciaba los pies, consintiendo en que el aproximara suavemente sus genitales. Apenas se entrecruzaban, algo como el climax los enardecia, los excitaba y extasiaba, de pronto era el clitoris, la esplendorosa convulsion de las mareas, la jadeante elipsis del orgasmo, los apremios del placer en una pausa sobrehumana. Luces ! Luces ! Abrazados en la punta del sillon, se sentian respirar, jadeos y suspiros. Temblaba el aire, se vencian las repre...