Navegante espacial

Monta una nube colorada vuelca gritos, toma retos y asciende Sostiene su alma entre sus manos lleva la figura impresa del poeta. Mira hacia atrás, un desierto mundo le sonríe. Absurdamente la guerra y sus muertos los odios y enfrentamientos, se entierran bajo el espacio. Desde arriba no lo intimidan el dolor, ni la soledad, tampoco el amor. Navega sin instrumentos, trasciende sin sonidos, lo rodea muda perplejidad hacia el destino de hallar un camino, alguna forma de construcción que logre unir lo diverso, aunque él no esté para verlo. Como si pudiera en su loca aventura derramar desde la atmósfera, ese vapor de entereza, que diera más que felicidad, más que placentera sensación. Una poción, mezcla de temple con ternura de aguerrida dureza con delicadeza. Un sorbo que destruya el racismo, que desarticule el sometimiento del hombre por el hombre. Un sabor que se aspire en los bosques c...