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lunes, 25 de mayo de 2009

Como olvidar




Junto sus libros, miró al cielo, unos sonidos claros le guiaron la mirada
hacia los árboles. La identidad, la vida o la muerte eran temas fuertes.
El vidrio chocaba con esta mirada que se despedía en silencio, sin
sentimientos extraños.
Solamente se iba a perderse más allá de los árboles, de su país
o de sus recuerdos.Era una escena con valijas cargadas de libros y seres
huyendo de la insoportable verdad.
A la vuelta en un edificio vecino el timbre sonó extraño, sin embargo
él prosiguió en su ceremonia austera de silencios hablados, frunció el ceño
y quiso fumar como hacia diez años...
En el espejo de su alma ya no lo miraban la barba espesa ni los rulos
al viento de su amante, que fue un vientre más, perdido en la oscuridad.
Él se iba, y con él se iba ella y también aquella, la otra, la del medio
y la banda del parque.
No sabemos cuando se fue, si quiso quedarse o se hubiera ido años antes.
La luz del día brillaba en la ventana, y era esa luz la única que daría
testimonio de él o mejor de su partida. Una valija se cerraba tras
la puerta del taxi, pensó en su padre a la distancia de una cuadra,
luego volvió a soñar con la máquina de coser de su abuela, ta ta ta y
vuelta a empezar, desenrrollado ovillos de un hilo hoy cortado.
Como se enseña a olvidar pensaba cada dia contra su almohada,
se puede empezar ya mismo, comprar y vender, un nombre, un destino,
una identidad nueva, qué más se puede conseguir ?
Todas las ideas daban vuelta en un callejón de paredes frías y juntas,
tan pegadas al alma como el frío del invierno. Su taxi no despegaba
como el avión que lo esperaba, nadie lo iba a acompañar,
nadie lo iba a recibir.
Hace quince años que volvió, se vistió de ayer un día, buscando aquel
taxi donde aprendió a olvidar.
¿ Quién eres, quién soy, qué seré ? En las servilletas del hotel
escribía estas frases, con el súbito esfuerzo de no caer en la tentación
de sufrir por el tiempo que se le había restado de la vida.
Cuando me encontré con él, no sé porque pensé que nuestro diálogo
había consistido en interminables repeticiones, aunque de repente
entreví en eso mismo una tibia esperanza.
Atrás había quedado el taxi, detenido en el callejón de los deseos,
y con él la frase: "como se enseña a olvidar".
En realidad, nunca pudo hacerlo, siempre repetía esta frase,
como una velada forma de desmentir y desmitificar a la vida ya vivida.
Recordando sus juegos más inocentes, repetía una vez más la pregunta
por su vida y por su identidad. Nunca más volvimos a hablar del Tano,
ni de la rubia que vivía enfrente del parque, apenas si hablábamos,
tenía otros amigos que ya no podían recordarlo. Armar una vida sin
recuerdos era algo que ya habíamos visto decenas de veces,
pero él era la pantalla y no estabamos en el cine.
Una pequeña luz se abrió de madrugada en el día de su cumpleaños.
Llamó y me pidió que lo acompañara hasta la puerta del edificio
desde donde partió. En el trayecto de ida y de vuelta vimos
únicamente un perro al costado de la calle, parecía enfrentarlo
como lo hacía Aquiles, cada vez que la puerta se abría y
salía corriendo a recibirlo. Llegamos y cuando nos disponíamos
a bajar del auto, se detuvo, me miró a los ojos y dijo:
- El hombre de la puerta
- Estás seguro ?
- Plenamente
- Pasaron veinte años, cómo podés recordarlo ?
- Casi como el accidentado, recuerda los ojos del gato negro
que se le cruzó segundos antes.
- Entonces sos un supersticioso
- De ninguna manera.
Allí nos detuvimos y no pudimos seguir adelante, mis palabras
eran un hueco profundo calando en la debilidad de un gigante.
Tuve razón, la desaparición de aquella realidad, no produjo
la menor inquietud, en quien en verdad, había perdido su vida.
La misma realidad surgió frente a mí como un sueño muy raro.
Soñé que estaba en aquel jardín, desde donde partió para
siempre, miraba afuera y nadie podía reconocerme.
Tal vez Yo también me fui un poco con él, apagado y en silencio.


Créditos:

El dibujo que antecede se llama Pesadillas
y fue ilustrado por HUGO HORITA
más info en  http://hugohorita.blogspot.com.ar/

domingo, 24 de mayo de 2009

En paralelo




Damián caminó unos pocos metros, creyó que el cielo le debía algo,
Juan su amigo, había nacido seis meses después que él. De hecho
Juan lo acompañó en la noche en que se lo llevaron. Parece otra frase
de un mismo país, aunque no es la misma frase, pero significa lo mismo.
Damián seguía pensando en Juan su hermano del alma, casi hermano
de sangre, lo extrañaba, le hacía falta. Ahora que el miedo dejaba de
ser una sensación Juan no estaba, tampoco estaba su risa motora, su
humor brusco ni su paciencia infinita para ganarse una mina.
Él seguía pensando que desde lejos Juan estaría mirando todo lo
que le sucediera aún cuando esto fuera apretar el gatillo, Juan era
muy cristiano y no creía en la guerra ni en las armas, paradoja de
su educación casi militar, casi católica.
Damián cavaba un pozo en busca de refugio para sus enseres ahora
que debía poner a resguardo las provisiones sobrantes del gordo
Ojeda y del correntino Luque que ya no estaban.
Seguía pensando en Juan, en la ruleta de la vida que lo había puesto
a Él tan lejos de su amigo.
Lo necesitaba, Él sabría que hacer. Sería mejor quedarse o rendirse,
correr por su vida como un cobarde y morir otra vez, quién era
el asesino, un uniforme verde claro o el uniforme también verde más
oscuro.
El tano Luciani había contado que los que huían eran liquidados en
silencio, todos les preguntamos porque, y decía que las balas del enemigo
te dan nombre en cambio las estacas de tu propia bandera te lo quitan.
Donde estará Juan, a quien le podré contar con detalle todos los
nombres de la muerte, creo que después de todo aprendí algo
antes que Él, el olor que tiene el final, lo voy presintiendo,
primero huele a rosas y luego se va resquebrajando para oler
a piñas chamuscadas, después es alcanfor profundo. Si al menos
pudiera escribirle para que reconozca eso…
Juan, donde estás? Estoy vendado y no siento mi pierna derecha.
I don’t understand. I beg you pardon.
No, basta Juan, tu vieja no se murió la mataron como mataron a tu viejo
también me mataron a mí. No, no hay un túnel con una luz blanca al final.
Sólo hay olores, el olor del miedo que no tiene sustancia ni color, es espeso
e infinitamente frío. Tapame que quiero recuperarme para verte Juan,
Cuando me saquen estas vendas te voy a poder mirar. Fueron tres meses,
parecieron cien años.

domingo, 10 de mayo de 2009

viento y bruma



Soy viento y bruma
claridad y sombra
veo y vuelo sobre la piedra
me salpican las gotas de sal

Que detiene el tiempo en una sombra
que atajo toma el bien para llegar tarde
Donde oyen las almas el oficio
quien retiene la luz para que no veamos

Alguna vez oímos un sonido especial
que nos despertó de la muerte

y esa flecha que anestesiaba
nuestro espíritu
hizo brotar sangre por primera vez

y pudimos amanecer
y dejar la tierra

para ser otra vez viento y bruma.

viernes, 1 de mayo de 2009

Lucía Coronel en el Hospicio

I.

Señora el Sargento Ceferino Coronel fue convocado de urgencia,
nuestros informes dicen que el fortín Boquerón cayó en manos
de los bolivianos. Le dejo la notificación.

No, no puede entrar en la oficina del comandante, los civiles no
ingresan al sector de oficiales. Si no se detiene, me veré obligado
a usar la fuerza. Por favor espere afuera, es una orden.

-Esta misma noche, no me dieron más tiempo.
 Las escaramuzas son cada vez mayores y la guarnición
 está desprotegida, hoy mismo nos trasladan, somos un
 contingente de mil personas entre oficiales y soldados.
-
-Ya sé cuan importantes son mis hijas y mi mujer,
 pero si no hago esto por mi patria no podría mirarlas
 a los ojos sabiendo que dejé morir a esos chicos que
 no tienen más que quince años, como podría mirarme
 al espejo sabiendo que no cumplí con mi deber.
-
- Si no los paramos ahora vendrán por todo y ya sabemos
  lo que pasó cuando a éste país siempre codiciado por
  el enemigo lo encontraron débil. Tu familia sabe muy bien
  lo que pasó, cuantos hermanos y cuantos sobrinos perdió
  tu madre?
-
- No, no me grites, esto es así y punto.
-
- La guerra no acepta maricones, exige hombres de verdad
  que tengan sus bolas bien puestas.
-
- No, no voy a cruzar hacia el país que regó ésta tierra con la
  sangre de nuestros niños, país que llenó nuestros cementerios.
-
- Si, ya sé que crees que es lo mejor para nuestras hijas
  y para nosotros, pero no voy a cambiar de idea,
  Esto no se trata de Lucia, Ceferino, Milagros o Sofía.
  Esto es vida o muerte, esto es ser Nación o ser esclavos.
  Mis hijos, son también esos chicos, que en el frente luchan
  a machete si es necesario y eso también lo están haciendo
  por vos y por todos nosotros.
-
-Si, van a estar bien, dejé recados para el ayudante Oliva,
  que se encargará de cualquier cosa que necesiten.
-
-Si, tenés razón, pero no te casaste con un hombre cualquiera,
 te casaste con un soldado y los soldados no cuestionamos,
 los soldados como yo tomamos decisiones y obedecemos
 al Superior Comando del Ejército.


II.

Es preciso que colabore con nosotros, no puede ver
a su marido ni Usted ni nadie. Él está reunido con el
mando Mayor, las órdenes son estrictas. Si, Usted quiere
que vea a sus hijas porque no pudo verlas. No se lo
podemos permitir, entiéndame.
Todo es comprensible menos cuando se trata
de la guerra, y esto es una guerra señora.
Nosotros no la iniciamos, pero es nuestro
deber defender hasta el último centímetro de tierra patria.
Como esposa de un oficial debería saberlo y le digo más
Yo no conocí a mi propio padre el Teniente Vega,
héroe de la Guerra de la Triple Alianza, Él murió en la
batalla de Cerro Corá cuando mi madre estaba embarazada.
Acá ninguna lucha es poca, ninguna sangre es suficiente
cuando la Patria nos llama.
Deje de llorar y lleve a sus hijas a su casa.
Si, Yo cargaré con esto en mi conciencia,
si sus hijas no ven a su padre nunca más, puede echarme
usted la culpa. Se cree usted que por verlas él volverá,
es ridículo, si el Sargento regresa, será porque
habremos triunfado, y créame el éxito en la batalla
no depende de la mirada de unas niñas.
Soldados, retiren inmediatamente a esta mujer y sus hijas.


III.

¿Señora Coronel?
Ejército de la Patria, señora.
Si por favor abra la puerta, por favor no grite,
abra la puerta ya mismo.
Tiene que acompañarnos señora, el Sargento Coronel
viene en camino con la caravana que trae a varios
mártires de la Patria.
Usted no podrá verlo, el Sargento fue emboscado por
fuego enemigo. Su cuerpo es propiedad del Ejército.


IV.

Lo que me está pidiendo me puede costar el puesto,
yo le puedo decir donde está pero no puedo acompañarla,
y debería creerme que no es conveniente que pase.
Los cuerpos de los oficiales fueron alojados en la barraca
de los Suboficiales, que fue acondicionada como morgue
antes del oficio religioso de mañana.

V.

Eran las siete de la tarde hora del cambio de guardia,
Lucia atravesó el cerco de vigilancia, entró a la barraca
cuando se pudo acercar, el olor que despedían los
cuerpos la hizo entrar en trance como si estuviera
viviendo una alucinación, lo único que pudo identificar
de Ceferino fueron su brazo izquierdo, restos del torso
y su cabeza.
Luego de permanecer inmóvil frente a los restos de su
esposo, fue presa de un incontenible ataque de furia,
corrió hacia el río y sin que nadie llegara a detenerla
se arrojó. Cuatro soldados que habían escuchado sus
gritos dentro la precaria morgue, la habían seguido
se tiraron detrás de ella y pudieron rescatarla de una
muerte segura porque Lucia no sabía nadar.
Entre lágrimas y una congoja imposible de ser consolada
pronunciaba la misma frase: “ Por que no las viste?
Por que no las viste?



VI.

Quien está a cargo de la paciente Lucia Coronel es el
Dr. García Pena.
Su estado es pasivo resultado de la fuerte combinación de
antipsicóticos que debieron ser recetados por la presencia
de delirios persecutorios y cuadros de trance pseudo-
místicos, donde la paciente le habla a su esposo muerto
como si Él la oyera y en muchos casos entabla un fluido
diálogo con El. En la historia clínica constan que antes
de internarse, su comunicación con las personas era
bien escasa o nula, quedando registrado para los
legos que enmudeció al salir del río, luego de ser resca-
tada de su intento de suicidio.
Sin embargo sabemos que hubo una comunicación
entre el Sargento y su esposa dos días antes del ataque
que le ocasionó la muerte.
Aparentemente la señora tiene en su poder documentos
clasificados de esta comandancia que no pueden ser
de dominio público.
Dónde podríamos ubicar al Dr. García Pena, tenemos que
hacer hablar a esta señora, sea como sea. La seguridad
interna del Estado está en riesgo, no sabemos que es lo
que sabe, el Sargento estaba investigando y envío esos
documentos a su esposa como salvaguarda para su
seguridad.
No, nunca los vimos, ni sabemos que contienen pero
imagine esos documentos en las manos equivocadas,
en manos de algún periodista alterado con deseos de
notoriedad. No lo vamos a permitir, que qué quiero decir
con esto ?
Es muy claro lo que estoy diciendo, o lo encuentro
al Dr. y hace que esta mujer hable o la internaremos
en el hospital Militar.
No podemos distraernos, debemos estar seguros.
Tenemos testigos que han visto hablar a la señora, las
enfermeras dicen que es un caso típico de neurosis de
guerra combinado con sonambulismo, y aparentemente
en esos estados de trance la señora Coronel sostiene
fluidos diálogos y cualquier dato que pueda filtrarse
afectaría a la Seguridad Nacional.

VII.

Lucia logró hablar dos días antes de su muerte,
fue en presencia de sus dos hijas, tenía sesenta
y cuatro años. Estaba internada en una pensión-asilo
para miembros de las fuerzas de seguridad.
Sus hijas, la escucharon por primera y única vez.
Ninguna de las enfermeras que fueron testigos
del hecho pudieron ser halladas
Las sombras de este caso permitieron hablar
a revistas espiritistas del contacto de los seres
con el más allá. Y aunque hoy se tejen diversas
historias no queda ninguna fuente de información
accesible para desentrañar lo sucedido en la tarde
del 3 de Mayo de 1933. Los restos de esta historia
están enterrados con el Sargento Coronel en el
Panteón de los Héroes.

Lo que pudiste hacer

  Si de la luz depende que podamos abrir un ojo   ¿En la oscuridad con que veremos?   Fardos acomodados enfrentan el viento ...