No puedo evitar soñar
con lo efímero
con lo efímero
del río desembocando
en su anchura,
ni dejar de relatar
el vuelo de un insecto
que se acerca a la muerte
para renacer.
Olvidarlo,
sería como dejar de pensarme
auténticamente humano,
fallado, agujereado,
parcial, letal
Todo vale un amor
y nada vale morir.
Ambos son inevitables
y aunque el río nos lleve
corriente abajo,
haremos todo,
o algo,
por dejar nuestra marca
en medio de la eternidad.
La pintura que acompaña se llama
PORT ALGUER
y fue pintada en 1923 por SALVADOR DALI
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