A la muerte
la puedo llamar vida
y al sol noche.
Nuestra esencia es la paradoja,
los dobles que nos rodean
los espejos circulares que nos reflejan.
La aparición de escenas externas
simula la presencia de otro ser.
Nos pensamos parecidos a él
pero no,
son vertientes propias
desplegadas hacia el eco de la tierra
Vivimos una y mil vidas
sembramos cientos
de deseos inconfesables
y en sí,
no somos más que viento,
que el tiempo llevará.
Quizás alguna roca se estrelle
con el recuerdo de otro
que nos piensa.
La obra que acompaña se titula
Time Transfixed y fue pintada por
RENE MAGRITTE en 1939
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