En una nave sin nombre,
algunos hombres despliegan
sus velas deseos.
Se tuercen al horizonte,
hunden sus redes
y dejan que el tiempo los atraviese.
Miran a la distancia profunda,
los mascarones de los grandes navíos
brindan con ellos
Vacilan entre los días de sal y nubes
o el humo de la cortina de espuma.
Una mujer los espera en puerto,
la misma o quizás otra.
El sonido de los cuchillos,
las redes descargando su tesoro,
las monótonas horas calando en su cuero
Una jornada más,
un día que pasa,
mañana será igual que ayer
Hasta que ese joven
sienta que la niña mujer
espera esta tarde a nadie más que a él.
Su red
dejó su carga en puerto
Su red
lleva su presa a la cama.
La pintura que acompaña se denomina
"La vuelta de la pesca" fue pintada en 1894
por el artista Joaquin Sorolla
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