Si alguien
pudiera inocularnos
con un antídoto
que evite todo
sufrimiento,
que
impermeabilice,
toda superficie,
evitando el
llanto,
o borrando sus
huellas.
Quizás darnos la
cura
para un corazón
roto,
cuantos lo
tomarían,
cuantos otros viven
así.
Ausentes,
enajenados de si
para no atravesar
el dolor.
Dejando la vida
entre un paréntesis
de trabajo y
evasión
Pero no,
mi camino
no está por ahí,
porque el dolor,
me tiembla en la
cabeza
me incomoda el
habla
me atraviesa como
un trueno
y sin embargo
me arriesgue
por haber vivido
esos segundos de
amor
esos veinte días
de tu perfume
esas quincenas de
tus adentros
y el fruto de las
mañanas.
Porque aunque
me muera de dolor
por no verte más
nunca olvidaré
la sonrisa que me
regalaste
no vos,
la vida
que me premió
con una brisa
leve.
Esa que estaba
predestinada a mi
para buscarte.
Para seguir intentando estar cerca
hasta el día en
que reconozcas
que a vos también
te pasa lo mismo
que a mí.
OBRA SIN NOMBRE
(2017)
ANDREA FRANCESCHINI
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